lunes, 27 de junio de 2011

El anticucho ‘más grande del mundo’ se degustó en Lince

 Los 56 metros de puro sabor y aroma del “Palito de Anticucho más grande del Mundo”, que elaboró la Asociación de Anticucheros y Sangucheros de Lince demostró que el Perú también puede sentirse orgulloso de su variada gastronomía.






Lo llamaron el ‘anticuchón’. Fueron 56 metros de puro sabor.

El evento se registró ante la fundación Guinnes (Londres) para que sea calificado y reconocido como el anticucho más grande del mundo.
Si se le cataloga como irresistible y delicioso resultaría poco. Sencillamente fue insuperable. Y es que los 56 metros de puro sabor y aroma del “Palito de Anticucho más grande del Mundo”, que elaboró la Asociación de Anticucheros y Sangucheros de Lince demostró que el Perú también puede sentirse orgulloso de su variada gastronomía.

El manjar fue presentado ante el público en la plaza Pedro Ruiz Gallo del distrito en mención, hacia las tres y media de la tarde del 28 de Julio del 2005. Enormes trozos de corazón de res, de medio kilo cada uno, insertados en cañas de carrizos, eran escoltados por los peruanísimos choclos y papas cortadas por la mitad, que descansaban sobre hojas de plátano y pancas de choclo. 

Para el monumental plato se emplearon 450 kilos de corazón, 200 de carbón, 200 de papas, 150  de choclo y 10 de rocoto, que significaron una inversión de 3 mil 500 nuevos soles.

Como en casa

“El secreto está en macerar un día antes el corazón con cerveza negra y en prepararlo con mucho amor”, explicó el presidente de la Asociación de Anticucheros de ese distrito, Alejandro Ramírez López,   quien junto con otros 31 cocineros elaboró desde un día antes el bautizado ‘anticuchón’.
Fue aderezado, además, con los ingredientes tradicionales de este plato, como el vinagre, ajo molido, comino, ají panca, pimentón, kión, pimienta y sal.

Al ataque

Después de admirado, el anticucho fue distribuido en quince carritos con parrillas.
Ahí fueron trozados y cocinados para el disfrute de los vecinos del distrito, quienes no demoraron en acercarse a estos vehículos y formar largas colas atraídos por el irresistible aroma que inundó la plaza hasta horas de la noche. Quienes degustaron el anticucho coincidieron: fue una delicia.



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